18 December, 2010

Si me besaras ahora...

Si me besaras ahora…
aliviarías la pena del amor que me ha dejado,
y podría volver a creer en él.

Si me besaras ahora…
lloraría de alegría más de lo que he llorado de tristeza,
y llenarías mi alma de la esperanza que necesito.

Si me besaras ahora…
la vida entera moriría en ese preciso instante,
y tus labios serían el ticket hacia el paraíso.

Si me besaras ahora…
encajaría el dolor de aquel adiós,
y recibiría pleno a un venturoso hola.

Si me besaras ahora…
entendería el precio de la pena,
y que, a pesar de ella, la vida es justa conmigo.

Si me besaras ahora…
derretiríamos la nieve de esta ciudad,
y el mundo entero nos desaparecería, deshecho por nuestra pasión.

Si me besaras ahora…
sanarías todo mi ser,
y querría estar a tu lado, la vida entera.

Por Dios, ¿sabes mujer la magia que nos envolvería si me besaras?

Y entonces…
¡Por qué no me besas ahora!

P.D. Los besos deben venir imantados, ya lo sé. Y, en ese particular caso, el amor es cuestión de dos extraordinarias fuerzas que se atraen. Quiero decirte pues, mujer, que lo siento. Siento si te presioné de manera equivocada. Tan sólo sentía la urgencia de decirte estas mis emociones. Al menos ellas quedarán aquí, en el papel, si de repente la muerte me lleva… y aún no me has querido besar.

21 November, 2010

Beso y piel (primer poema/canción que escribí, allá por 1985)

Nada que ver con el diablo,
no se puede comparar con la niebla.
Algo de extraño hay que quiero descubrir,
como si de un magnético misterio se tratase.

Cuando la miro algo se despieza en mí
y creo que mis ojos mienten,
pero si la pierdo sólo pienso en morir.

Sería más fácil apagar la luna
con un trozo de sol
que tener en sus ojos mi insaciable ardor.

Nada que ver con Dios,
no se pueden comparar espejo y luz con beso y piel.
Es inútil imaginar la voz de su corazón
si no la puedo alcanzar con una canción.

Sería más fácil apagar la luna
con un trozo de sol
que tener en sus ojos mi insaciable ardor.

Hay que aprender a distinguir
entre la fría oscuridad y la noche más cálida.
Dos gotas de lluvia que corren tras el empañado cristal
y que se juntan en una gota final.

Papel y tinta se unen
para escribir la cara del amor.
No hay salida si no estás

No se pueden comparar espejo y luz con beso y piel,
es inútil imaginar la voz de tu corazón
si no la puedo alcanzar con una canción.

21 September, 2010

De pintura y arte, ficción-artículo escrito para la galería virtual 'artelibre' y su libro-anuario 'Arte y Libertad V'

De pie, ella se desnudaba sin demora, aunque con mesura y natural delicadeza. Parecía que tratara cada una de las sencillas prendas que se quitaba como si hubieran sido compradas en la más exclusiva boutique, como si protegiesen un preciadísimo tesoro.
Tras colocar su ropa en la silla, lo miró.
Con la voz inesperadamente torpe, él le pidió que se colocara cómoda, en posición de escorzo. Ella recorrió en un par de leves pasos el corto espacio desde la silla al sofá. Y se recostó con la mirada perdida en algo infinito.
Él la recorrió con su experta mirada. El carboncillo en la mano. El lienzo blanco, virginal. De repente, comenzó a sudar. Jamás había sentido algo parecido en su ya larga y reconocida carrera. Ni incluso cuando por primera vez pintó a su mujer.
La observó, veloz y lento. Sus sentidos se sobrecargaron. Encajar su figura en el lienzo le resultaba imposible.
Soltó el carboncillo. Cogió otro. Lo soltó también. Entonces volvió a mirarla, esta vez intentando controlar las emociones para ver si la técnica podía dirigir el trabajo.
Miró los colores, los pinceles, la volvió a mirar a ella… Pero ella no era ella, era mucho más, demasiado.
El volcán de su alma bullía descontrolado.
Cogió un pincel y llenó la paleta de acrílico rojo.
Manchó la tela de manera feroz.
Ella le sonrió, dulce, tímida, tranquila...
Soltó la paleta, y con el pincel en su mano derecha, goteando un rojo encendido, se dirigió hacia ella…


“En la segunda mitad del siglo XiX, después de la Revolución Francesa, la pintura quiere abandonar el romanticismo y centrarse en representar los temas sociales, la realidad. Nombres como Gustave Courbet, Honoré Daumier, Jean-François Mollet se hacen célebres.” Esto es lo que, en general, nos cuentan los libros de arte.
Ahora yo me pregunto: ¿no busca el pintor, de una u otra manera, hacer real, expresar y traer a su sensibilidad lo que sus ojos perciben? A mi modesto entender, la pintura, al igual que el resto de las artes, siempre ha intentado expresar lo que la realidad le supone al pintor.
Aunque Picasso dijo “Yo pinto los objetos como los pienso, no como los veo” ¿No quería acaso el maestro malagueño traer a su realidad, a su entendimiento concreto, el objeto o la figura humana que veía, como los percibía y entendía, buscando sus líneas, sus formas, descomponiéndolos para querer plasmarlos desde diferentes ángulos?
“¿Y el arte abstracto?” “¿Qué hay de realidad en él?” Quizá, al tratar de ver la realidad e interpretar sus colores, líneas, perspectivas, formas… y buscar cómo los sentidos la perciben, y querer pues plasmarlo en el lienzo, estos pintores lo que quieren es revertir el proceso perceptivo y, en lugar de ir de abstracto a concreto, van de concreto a abstracto.
El célebre biólogo y psicólogo suizo Jean Piaget, le dijo al periodista francés Jean-Claude Bringuier. “El objeto es un límite en el sentido matemático, nos acercamos sin cesar a la objetividad, pero nunca se alcanza el objetivo mismo. El objeto que uno cree alcanzar, es siempre el objeto representado e interpretado por la inteligencia del sujeto”.
A fin de cuentas, de lo que se trata es de expresarse, de aclararse en nuestro mundo de ideas desordenadas, y ordenarlas, de una u otra manera, para así poder encontrarse a uno mismo. Para mí, esto es en esencia el arte.

Como espectadores, creo que debemos mirar el arte sin prejuicios. Dejar que nuestros ojos exploren, animándolos y haciéndolos conscientes de que aquello que observan supone el esfuerzo de un ser humano por entenderse y entender una parcela, un momento de su realidad; representándola en una obra que le ha llevado días, meses, y en la que ha puesto todo su afán y talento creativo. Y entonces dejar que sean nuestros sentimientos los que decidan si nos gusta o no, si nos conmueve o no. Sin más vueltas ni etiquetas.
No creo que debamos hacer caso a otra crítica que no sea la de nuestros sentimientos.

El 31 de octubre de 2009 fui invitado a la apertura de la exposición “Más que realismo”, que se vino a celebrar en la Colours Gallery de Edimburgo. Allí fueron a parar las obras de veinte pintores españoles y uno norteamericano, y allí quedaron expuestas y a la venta hasta el 12 de noviembre, luego fueron a Zaragoza.
A parte de recibir a compatriotas, lo cual casi siempre es agradable, todos eran artistas, pintores, con lo que entonces el regocijo me estaba garantizado. Otra cosa, importante para mi, más que nada por la magnitud de la obra en cuestión, era que tuve la oportunidad de que un texto mío apareciera en el extraordinario libro que editó la galería virtual zaragozana ‘Artelibre’ y, en su nombre, su director, José Enrique, quien me lo entregó en persona.
Ochenta y dos pintores y otros tantos escritores conformaron la obra. Para más añadido, había conseguido convencer al músico escocés Calum Carlyle para que cerrase la inauguración y nos tocase alguno de sus temas guitarra en manos.
Todo un placer.

24 August, 2010

'El País del Amor', otro de mis 'Cuentos veloces'

Dejó su casa y echó a andar.
‘¿De qué huyes?’, le preguntaban.
‘Del desprecio, el rechazo y el abandono’, contestaba.
Y caminó y caminó. Recorrió ciudades, valles y montañas, deteniéndose sólo para beber y comer algo.
Aquella lánguida tarde, una mágica voz le preguntó: ¿quién te persigue?
La miró a los ojos, se estremeció y le dijo: La Soledad.
Entonces fue que se detuvo, para quedarse por siempre con ella en el País del Amor.

22 July, 2010

El ladrón de la conmprensión

Estuvo conmigo por algún tiempo, pero quiso coger aire y echó a volar.
Y, en la huida, se llevó su amor, la calma de mi sexo, la compañía de mi presente, la tranquilidad de un imaginado futuro… y tantas otras cosas. Dejó un coompromiso, unos zapatos usados, un abrigo colgado, unos recuerdos imborrables, una habitación vacía y una esencia de mujer pegada a mis primeras canas.

Nada es lo mismo para siempre.
Todo cambia. Nada permanece… Sin ti.
La máquina del tiempo es una quimera fantástica. Pero, ¡ojalá pudiera existir! Volvería atrás. Atraparía al ladrón de la comprensión. Lo pondría ante nuestros ojos. Expondríamos el caso, reflexionaríamos y lo juzgaríamos.
Dos jueces. Un culpable. Sin testigos. Sin jurado. Solos tú y yo.
Ese maldito ladrón se llevó nuestra unión.
¿Lo absolvemos o condenamos a perpetua?
Quizá lo justo sería hacerlo confesar, y entonces dictaminarle la pena capital.
Y empezar nosotros a vivir de nuevo, con la lección bien aprendida, los deberes hechos, el alma atenta. Para que nunca más nos robe la esperanza, la casa, la vida…
Pero tú te fuiste. Y ese ladrón quedó en libertad.
Caso archivado. Hasta, si algún día quieres, más ver. O hasta que el olvido cure sin olvidar, y la muerte se lo lleve con él.

¡Que todos los dioses condenen por siempre a ese maldito criminal!

20 July, 2010

'Salida' de mi libro 'Llorando palabras'

Y si alguna vez te vas te seguiré jurando mi te quiero,
no te llevarás mi adiós.
Para que sufras por mi amor,
para que también hiera tu alma el dolor que has provocado, aunque el odio de imaginarte con otro me llene el interior.
Para que sepas de tu asesinato,
para que sientas que fuiste la esperanza rota,
la última ilusión perdida,
mi muerte,
mi vida.

17 June, 2010

Soñé que te ahogabas...

Aquella noche soñé que te ahogabas…
Desesperada me pedías que te salvara. Tú creías que sí, pero yo no sabía bien nadar. Sentía imposible poder hacerlo, y mucho menos en aquellas aguas desquiciadas.
Desde la orilla, desesperado yo también, me debatía entre tu vida, la mía, la de los dos… Ir a tu encuentro, arriesgar mi vida, quizá sacrificarla, morir los dos… ¡Auxilio!, pedíamos.

Esta madrugada al despertar he querido interpretar aquel sueño:
morías,
tú sola,
en el mar de tus pensamientos.

¿Dónde hay un salvavidas?
¿Quién va a quitar el tapón para que esto desagüe?
¿Alguien que te enseñe a nadar?
¿Alguien que me muestre cómo salvarte?

25 May, 2010

Amor y destrucción

¿Qué amamos cuando destruimos?
Quizá queremos vencer al tiempo y la implacable guadaña que atenta lo vigila.
Mira el otoño y la hoja caída.
Quizá queremos ser el centro, que la tierra gire alrededor nuestro y el sol nos ilumine.
Contempla tan sólo un cuadro en su exclusivo museo.

¿Qué destruimos cuando amamos?
Quizá queremos abandonar la estación y coger un tren hacia otra parte.
Mira la lumbre que apagamos en primavera.
Quizá queramos ser Dioses, vengarnos de un querer no correspondido y construir un mundo a nuestra medida.
Mírate pues a ti, hombre, y a tanta miseria como has generado.

29 April, 2010

En Edimburgo, la titilante primavera me ha traido esta breve historia

Tomó unos colores y pintó, hasta que se le acabó la tinta.
Buscó en la tierra, la mar, el aire… y quiso llenarse de sus esencias.
Sus manos pretendieron esculpir lo sentido… Pretendieron
Entonces fue que recurrió a la música. Trató de escuchar, de componer… Trató.
Y ahí se quedó sin palabras.
En aquel momento, murió.

28 March, 2010

Más 'Cuentos veloces'

Veía, sentía y recordaba como sus memorias se perdían con el temporal. ‘Guardaba mis recuerdos para preservar mi pasado’, dijo él. ‘Es que… no puedes tener tu vida en cajas’, le replicó ella.

Así que, lo que pudo lo guardó en poemas.

08 February, 2010

perteneciente a 'Cuentos veloces'

‘Lo único que queda en la vida son las obras, me dijiste. Y ahora sólo quedamos tú y yo, padre.’ El empresario miró a su hijo. Y aún aturdido, con los ojos encharcados, recordó esas palabras que le había dicho un día de esos que llaman ‘de vino y rosas’.
El terremoto había enterrado al resto de su familia, y convertido en escombros su imperio.
Un viejo empleado suyo pasó a su lado. Lo miró, y, sin pronunciar palabra, siguió su camino. Su mujer abrazándolo y sus ocho hijos caminando tras ellos.

14 January, 2010

MIEDO AL AMOR (una de las primeras 'Canciones esperando banda de rock' que escribí).

Nadie parecía poder volver
a tener entrada en su corazón.
Después de aquella herida
puso veda al amor.

Cuando alguien quería entrar
él siempre decía no.
Y es que...
¿quién no teme al dolor?

Siempre se culpaba en su complejo interior,
"nadie puede querer a alguien como yo".
En el fondo sentía que la soledad
no era la solución.
Pero...
¿quién no teme al dolor?

Casa cómoda y trabajo encontró,
aunque seguía encarcelado en su yo.
Pocos llamaban ya a su solitaria, perdida alma,
y seguía pensando que la soledad no era una buena razón.
Pero...
¿quién no teme al dolor?

Pronto llegó la vejez y desesperación,
quiso dar marcha atrás en su terrible error
pero ya era tarde y a nadie encontró,
tan sólo una frase en el infinito escuchó,
alguien que a su pregunta respondió:
" Nunca temas al amor.”