─¿Qué piensas?
─ ( ... )
─Está bien, no hace falta que contestes, tan sólo sigue bailando y escúchame. ¿Vale?
─ ( .... )
─¿Sabes? La guerra es una estupidez, todos hablan de ella y nadie sabe, excepto unos pocos, lo que realmente es. Se pasa mal, realmente mal. Sólo piensas en que acabe, y, cuando acaba, quieres empezar a vivir de nuevo. Pero, cuando quieres vivir, la propia vida te obsequia con otra guerra, con la guerra de la vida.
No, no, no. No quiero que hables, no quiero escuchar tu opinión. Tan sólo quiero bailar contigo y que tú me escuches.
Voy a apretarme un poco más a tu cuerpo, hace tiempo que no bailo con una mujer.
Me gusta como hueles.
¿Sabes? Esta canción va a durar pocos minutos. Quiero apurarlos al máximo. Después quizá todo quedará olvidado entre nosotros. ¿No?
─ (....)
─¿Me dejas que te bese?
─ (.... )
─¿Sabes? Hacía tiempo que no besaba a una mujer. Y... ¿Sabes? También hacía tiempo que no besaba de la forma en que acabo de besarte ahora. Bueno, la verdad es que nunca he besado como ahora lo he hecho, con esta intensidad. ¡Tenía tanta miseria que ahogar, que apagar! Creo que este beso lo ha hecho un poco.
─ ( ....)
─¿Sabes? Todos los días veo morir a gente a mi lado. Unos no se dan cuenta de que mueren, un tiro o una bomba les sorprende sin más. Otros agonizan día tras día en los hospitales de campaña.
Me pregunto si su vida habrá tenido sentido, si estuvieron aquí para algo. No sé. Mañana quizá me toque a mí. Pero... ¿Sabes?, al menos yo he bailado antes de morir, he bailado en la guerra; esto dará algo más de sentido a mi vida, a mi muerte.
Gracias por bailar conmigo, por escucharme, por dejarme que me apriete contra ti, por permitirme que te bese. Gracias por tu silencio.
--------------
David despertó debido al sonido de la sirena que avisaba de un repentino ataque aéreo. Justo después de su sueño, escribió esto en una amarillenta hoja de papel. Cuando salimos a defendernos me metió el papel cuidadosamente doblado en uno de los bolsillos de mi pantalón y me sonrió feliz.
David no sobrevivió a aquella embestida del enemigo, pero hizo algo
que nadie allí había hecho: bailó.
─ ( ... )
─Está bien, no hace falta que contestes, tan sólo sigue bailando y escúchame. ¿Vale?
─ ( .... )
─¿Sabes? La guerra es una estupidez, todos hablan de ella y nadie sabe, excepto unos pocos, lo que realmente es. Se pasa mal, realmente mal. Sólo piensas en que acabe, y, cuando acaba, quieres empezar a vivir de nuevo. Pero, cuando quieres vivir, la propia vida te obsequia con otra guerra, con la guerra de la vida.
No, no, no. No quiero que hables, no quiero escuchar tu opinión. Tan sólo quiero bailar contigo y que tú me escuches.
Voy a apretarme un poco más a tu cuerpo, hace tiempo que no bailo con una mujer.
Me gusta como hueles.
¿Sabes? Esta canción va a durar pocos minutos. Quiero apurarlos al máximo. Después quizá todo quedará olvidado entre nosotros. ¿No?
─ (....)
─¿Me dejas que te bese?
─ (.... )
─¿Sabes? Hacía tiempo que no besaba a una mujer. Y... ¿Sabes? También hacía tiempo que no besaba de la forma en que acabo de besarte ahora. Bueno, la verdad es que nunca he besado como ahora lo he hecho, con esta intensidad. ¡Tenía tanta miseria que ahogar, que apagar! Creo que este beso lo ha hecho un poco.
─ ( ....)
─¿Sabes? Todos los días veo morir a gente a mi lado. Unos no se dan cuenta de que mueren, un tiro o una bomba les sorprende sin más. Otros agonizan día tras día en los hospitales de campaña.
Me pregunto si su vida habrá tenido sentido, si estuvieron aquí para algo. No sé. Mañana quizá me toque a mí. Pero... ¿Sabes?, al menos yo he bailado antes de morir, he bailado en la guerra; esto dará algo más de sentido a mi vida, a mi muerte.
Gracias por bailar conmigo, por escucharme, por dejarme que me apriete contra ti, por permitirme que te bese. Gracias por tu silencio.
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David despertó debido al sonido de la sirena que avisaba de un repentino ataque aéreo. Justo después de su sueño, escribió esto en una amarillenta hoja de papel. Cuando salimos a defendernos me metió el papel cuidadosamente doblado en uno de los bolsillos de mi pantalón y me sonrió feliz.
David no sobrevivió a aquella embestida del enemigo, pero hizo algo
que nadie allí había hecho: bailó.
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